En
este momento de la historia no podemos tener una concepción de dramaturgia que
abarque únicamente al texto escrito. Originalmente la palabra dramaturgia se relacionaba con el drama, esto
viene desde la Poética de Aristóteles. “… La acción se representa en el drama
por la fábula o la trama… una tragedia no puede existir sin acción” (Aristóteles, trad. 1980). En español,
Dramaturgo significa lo mismo que en original griego: autor (Hacedor) de obras (De teatro) (Rehermann, 2009) . Pero hoy en día los conceptos se han
transformado, el teatro ahora también cuestiona esas verdades que rigieron
durante siglos la noción aristotélica de fábula y acción, la misma que ubicaba
al dramaturgo en una tras escena independiente y lo separaba de la dirección,
la actuación y la relación directa con el espectador. La dramaturgia ha
comenzado a tener múltiples interpretaciones y formas de crear, una de las más
relevantes en las últimas décadas es la dramaturgia del actor, que según afirma
el maestro colombiano Enrique Buenaventura (1985), fue la base y la matriz de
todo el teatro moderno en Occidente (4). Fue
a través de ella que decenas de obras de teatro fueron escritas y llevadas a
escena en la llamada Creación Colectiva[1].
En
la actualidad algunos improvisadores hemos comenzado a hacer uso de la
dramaturgia del actor como proceso final de una puesta en escena; es decir, mientras
en la Creación Colectiva ella servía como base de escritura a partir de las improvisaciones
arrojadas en ensayos por los propios actores, pasaba por un autor o director y
se fijaba finalmente como un texto escrito; en el teatro de improvisación se
postula como un resultado artístico en sí misma, el espectador asiste el
proceso no como tal sino como una pieza acabada e improvisada.
La
dramaturgia del actor ya hace parte implícita del improvisador, se diferencia
de lo que comúnmente conocemos como Impro[2]
por el objetivo pretencioso que tiene de convertirse en una obra de teatro
improvisada, cuyo foco está dado en la acción dramática y en los múltiples
lenguajes y poéticas teatrales, a veces distantes de la propia Impro en
relación al juego y a los formatos. Se caracteriza por la implicación verdadera
del actor improvisador con su personaje, cuando es consciente de que es tanto
actor cuanto dramaturgo activo en
convivio con el público; cuando sabe lo que dice y hace, y muy especialmente cuando
sabe cómo lo dice y cómo lo hace; es decir cuando reconoce que la acción
dramática es el motor principal de la improvisación. Así, por ejemplo mientras
una Impro de formato corto busca la espontaneidad y la originalidad de la
historia, una escena improvisada de dramaturgia del actor se concentra en el
cómo está siendo contada esa historia, inclusive en momentos en los que el propio
espectador ya la conoce. De hecho a veces ni existe “la historia”, lo cual no
indica que no exista una dramaturgia, en este caso específico puede no tratarse
de una dramaturgia episódica sino fragmentada o dislocada, cuyo propósito sea
por ejemplo generar sensaciones, estados y percepciones diferentes, tanto en el
espectador como en el propio actor dramaturgo.
Cuando improvisamos estamos directamente
escribiendo con nuestro cuerpo lo que un dramaturgo de texto haría con sus
manos si se tratara de una obra de teatro escrita. Estamos hablando de un tipo
de improvisación que busca parecerse cada vez más al teatro de texto, pero sin
texto, donde el improvisador entra a escena encarnando un personaje que ya de
entrada quiere cambiar algo de su propia existencia, incomodado, con un
objetivo frente a un conflicto que puede estar relacionado consigo mismo, con
otros o con el entorno; con herramientas que le ayudan a construir un mundo
ficcional diferente que huye del naturalismo y de los lugares comunes en los
que muchas veces los improvisadores nos instalamos cómodamente.
PASAJEROS - LIMA DIVERGENTE 2013 - PERÚ |
Los actores improvisadores podemos
profundizar más en nuestras estructuras dramáticas, además de la espontaneidad,
la agilidad mental, la escucha y la aceptación, como herramientas básicas para
improvisar una escena, tenemos el poder de aprender la capacidad de “escribir”
en compañía de otros, de generar mundos ficcionales en un espacio dramático independientemente
del género, el formato o la poética de la obra improvisada.
Este tipo de trabajo genotextual[3] tiene como base los
conceptos y técnicas de los padres de la improvisación moderna como Viola Spolin[4] y
Kith Johnstone[5],
pero estemos preparados para su inevitable traición cuando la intención de
llegar a ser una obra de teatro improvisada cobra fuerza y la Impro como
técnica tiende a perder el control. Es en este punto que los improvisadores
debemos tener consciencia de que no todo lo que se improvisa sobre la escena es
Impro. Yo me atrevería a decir que la Impro es la base y el esqueleto de
cualquier tipo de manifestación teatral improvisada en el siglo XXI, pero
cuando hablamos de dramaturgia del actor nos escapamos descaradamente de esos
preceptos que alimentan los entrenamientos de la mayoría de espectáculos de
improvisación que normalmente creamos a partir de formatos pre-establecidos.
La
tarea de una dramaturgia improvisada no le corresponde a los autores sino a los
actores dramaturgos, ya que ellos al final de cuentas “son el teatro para la
gente” (1985) , como bien dice Jorge
Dubatti; ya que el espectador no va a una sala para ver al autor o a conocer al
director, ni siquiera va a ver al actor, realmente va a presenciar la
afectación y los estados en los que él entra a través de su personaje (Notas de Clase, 2011) y a sufrir en carne propia esta
afectación.
La
dramaturgia del actor es insistente en establecer de qué manera se están
construyendo los textos y las acciones frente y con el público; se ensaña en
descubrir hasta qué punto el actor está preparado para asumir una creación,
teniendo en cuenta los diferentes niveles que redefinen el concepto de texto
dramático, y aun preguntándose si realmente está construyendo un texto
dramático con una poética clara en el drama y contundente en tanto es
improvisación.
Tampoco
podemos ser ajenos a la relación que existe entre la improvisación y la dramaturgia
del texto escrito. Mauricio Kartun (2006) dice que “el acto de la escritura
teatral no es otra cosa que la improvisación imaginaria de un mundo de
fantasías dinámicas a las que exploramos con todos nuestros sentidos.” De esta
manera una obra escrita se convierte en un registro de esas improvisaciones
organizadas en una misma estructura (88). Cuando un actor enfrenta un personaje
en una dramaturgia improvisada le ocurre exactamente lo mismo, está siempre
atento a lo que sucede en su entorno para utilizarlo en pro de la historia, tal
y como lo hace el dramaturgo del texto escrito, pero con la presión de un
resultado inmediato y sin el tiempo suficiente de escribir, borrar y rescribir
lo que considere necesario para la elaboración de su historia.
Pero
ser un buen improvisador no implica ser un buen actor-dramaturgo, a pesar de
sus características comunes son dos oficios diferentes. Lo ideal es que un
actor que pretenda hacer parte de una dramaturgia improvisada sepa moverse en
todos estos terrenos: dramaturgia del actor, Impro y dramaturgia de autor; lo
cual implica estudio, entrenamientos y ensayos.
En
cualquier caso cuando hablamos de la dramaturgia del actor al servicio del
teatro de improvisación, nos vemos destinados a confiar en el trabajo de
creación del actor improvisador sobre la escena y en su interpretación, ya que
cuando se enfrenta a
una improvisación como fin escénico, siente la obligación de crear una buena
dramaturgia tan dedicada y limpia como una dramaturgia de autor, y no solo a
partir de las habilidades narrativas sino a través de la línea de acciones que
desarrolla y que lo llevan a construir finalmente situaciones con las que puede
armar su propia estructura dramática, lo cual simplemente constituye una
invitación al improvisador para que busque y encuentre cuál es su dramaturgia, para
que trabaje más sobre su propio actor y dramaturgo de tal modo que sus
creaciones no se queden formateadas en un solo espectáculo de Impro.
[1] La Creación Colectiva es un método de
trabajo teatral que nació en los años sesenta como parte del nuevo teatro
latinoamericano. Se basa en una
estructura de grupo, con temáticas esencialmente populares y de más
participación de los actores a través de un trabajo de laboratorio; implica la
participación dinámica de todos los miembros del equipo teatral, capta los
procesos de cambio de la sociedad y pone al descubierto sus conflictos y contradicciones
(Jaramillo
M. M., 2004) .
[2] Se
llama Impro a la improvisación como un espectáculo que consiste en crear una
historia, diálogo, escena o conflicto dramático a partir de la respuesta veloz
a estímulos internos o externos del actor frente a un objeto, al entorno, a sus
compañeros y al público (De Lima e Munis, 2007) . Este concepto está
directamente relacionado al trabajo de Keith Johnstone y Viola Spolin.
[3] El genotexto es un término creado por Enrique Buenaventura, donde el
concepto de dramaturgia no se reduce únicamente a los textos escritos: “… el
genotexto de un texto escrito para el teatro, es la práctica teatral. En cierto
sentido, la representación, en la más amplia acepción del término, es anterior
al texto” (Buenaventura, 1985) .
[4] Viola Spolin es considerada la madre norteamericana del teatro de
improvisación, influyó en la primera generación de artistas de la Impro en el
mundo moderno gracias a su preparación de actores en el Second City.
Spolin sistematizó varios juegos teatrales inspirada en los principios
defendidos por Brecht
y Stanislavsky.
Entre sus libros más importantes se encuentran: Improvisación para el Teatro; y Juegos
Teatrales, el Fichero de Viola Spolin.
[5] Keith Johnstone es un profesor y director inglés que revalorizó y
sistematizó la improvisación como una técnica y un género teatral en el siglo
XX. Escribió el libro Impro:
Improvisación y el Teatro, que se ha convertido en la guía básica de los
improvisadores en el siglo XXI. Es el director de la compañía Loose Moose de
Calgary Canadá.
BIBLIOGRAFÍA
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De Lima e
Munis, M. (27 de Mayo de 2007). www.textosdematch.blogspot.com.
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http://textosdematch.blogspot.com/2007/05/la-improvisacin-como-espectculo-breve.html
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Antioquia, Colombia: Maestría en Dirección y Dramaturgia. Universidad de
Antioquia.
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M. (2006). Escritos 1975 - 2005. Buenos Aires: Ediciones Colihue S.R.L.
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http://www.henciclopedia.org.uy/autores/Rehermann/Dramaturg.htm